Sobre el Profeta Ezequiel




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domingo, 26 de septiembre de 2010


El Tiempo


Luego de poco más de dos meses sin compartir alguna reflexión, estoy nuevamente dirigiéndome a la comunidad virtual para continuar con esta experiencia expositiva de la realidad que vivimos. Que no haya pasado por este medio durante este periodo de tiempo, no significa que no he podido producir nada, todo lo contrario. He vivido experiencias intensas que me han llevado a detenerme para asimilar poco a poco todo lo que ha sucedido durante los últimos días. Bueno, no a detenerme, mejor dicho, a vivir a otro ritmo otras cosas.

En nuestro afán por buscar razón de los acontecimientos de nuestras vidas y de todo lo que ocurre a nuestro alrededor, muchas veces nos lleva a vivir aceleradamente. En ocasiones, el deseo de obtener y conocer lo que deseamos, nos lleva a vivir la desesperanza cuando no lo alcanzamos. Esto, trae como consecuencias la distracción, el cansancio, la frustración, la desilusión y lo peor de todo, cuestionarnos el sentido de la vida.

Quisiera dar explicaciones y compartir con ustedes lo que he vivido durante los últimos meses, pero en este momento, me voy a dedicar a reflexionar un poco sobre el tiempo. Más adelante les contaré mis experiencias cuando reflexionemos sobre nuestra realidad a la luz del profeta Ezequiel.

Nuestra voz profética hoy nos invita a valorar y a utilizar bien el tiempo. El tiempo acompañado del talento y los tesoros es, según algunos teóricos contemporáneos, uno de nuestras tres grandes posesiones. El tiempo es lo opuesto a la eternidad de la cual Dios es dueño. Para algunos filósofos la eternidad consiste en “la autoposesión supranatural, inmutable de su propia esencia con absoluta perfección, tiempo es la sucesión de los estados de las cosas finitas, creadas y mutables, que en el transcurso de la realización de su ser (originarse) y de la pérdida de éste (perecer) alcanzan nuevas y nuevas configuraciones del futuro y, tras el momento de su posesión, vuelven a rebasarlas, dejándolas atrás en el pasado”.

Por tiempo entiendo en primer lugar, aquello que tiene un comienzo y un fin determinado, lo que está orientado a una meta y es irreversible e irrepetible en el tiempo de la existencia y persistencia de un ente limitado a través de sus diversas y cambiantes formas.

En mi pueblo el tiempo es vida y en mi experiencia también es vida… y cuando pasa dejamos de vivir. Por eso hay que vivir con intensidad el tiempo, porque es finito y no sabemos las nuevas configuraciones del futuro. Este tiempo se vive en un espacio. Aunque, sobre el espacio reflexionaremos luego, diré que el espacio es el lugar donde se materializan los acontecimientos en el tiempo.

Estoy aprendiendo a vivir el tiempo. A vivirlo junto a mí. Y a vivirlo con la gente que amo. Algunas de estas personas que amo y con las cuales vivo el tiempo están cerca de mí y otras han decidido estar lejos.