TOLERANCIA
Con bastante frecuencia escuchamos hablar sobre la tolerancia como la actitud más excelsa ante los que son diferentes. Nuestra sociedad considera diferente y señala al que piensa distinto, vive de forma distinta, proviene de un lugar distinto, se expresa de forma distinta, profesa una fe distinta y desarrolla sus capacidades humanas de forma distinta.
Cuando buscamos en los diccionarios o en otras fuentes, sean las tradicionales o las cibernéticas, encontramos varias definiciones sobre el concepto. Muchas de estas definiciones son de tipo negativo como por ejemplo: “acción de tolerar, derecho reconocido por la ley para celebrar privadamente actos de cultos que no son los de la religión del estado, sufrir y llevar con paciencia, permitir algo que no se tiene por lícito, admitir la presencia de alguien y soportarlo a pesar de sus defectos.”
Otros definen con un tono más positivo el concepto tolerancia como “el respeto o consideración hacia las opiniones o prácticas de los demás, aunque sean diferentes a las de la primera parte”. Puede tratarse también, de respetar la libertad del otro en materia de religión o de opiniones filosóficas o políticas, de etnias o culturas, de género o conducta sexual.
Muchos estamos de acuerdo en que la tolerancia es la actitud mínima necesaria para garantizar la coexistencia pacífica a todos los niveles. Sin embargo, la tolerancia no es suficiente para crear las circunstancias para una convivencia real y constructiva. La misma tolerancia que busca garantizarle a la persona que puede ser diferente y puede permanecer fiel a sus convicciones políticas, religiosas, filosóficas o lo que sea, puede aislar a las partes. El aislamiento o la indiferencia no es parte de la tolerancia y pueden provocar problemas sociales de diferentes tipos.
Desde la perspectiva de la experiencia cristiana, la tolerancia es superada por un valor superior: el del amor al prójimo. Aceptamos al otro que es diferente, que piensa distinto, que vive de manera diferente y profesa otra fe; porque es hijo de Dios, es nuestro hermano y porque lo amamos. Como amamos al otro que es diferente, entonces es parte, y por tanto buscamos la convivencia, la fraternidad, el respeto por la dignidad de la persona y el bien común.