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sábado, 12 de febrero de 2011

Ninguno de ellos habló de chocolates

            Hace varios días que me están inspirando a escribir algo sobre los números. Sin embargo, en esta ocasión, voy a compartir con ustedes el tema casi obligatorio para una fecha como ésta. No pretendo realizar una gran exposición sobre el tema del amor. Sólo plasmaré unas simples pinceladas citando algunas de las palabras de quienes conocieron y vivieron la experiencia del amor. Mostraré un boceto en donde no encontrarás ni chocolates ni fresas.
Con las acciones y sus palabras, Jesús de Nazaret, comunicó a un pueblo herido por diferentes problemas sociales sobre el amor. Esta predicación quedó manifestada de la forma más excelsa la noche de la pasión, al terminar la cena pascual, le expuso: “Un mandamiento nuevo les doy que se amen unos a otros como yo les he amado” (Jn 13, 34-35)

Poco después, Jesús de Nazaret, conociendo su misión y en la enseñanza a la comunidad de sus discípulos poco antes de ser apresado, les dijo: “No hay amor más grande que el que da la vida por los amigos.”  (Jn 15, 9-17)

El Apóstol Juan en su primera carta dice: “Amémonos unos a otros, porque el amor viene de Dios. Todo el que ama ha nacido de Dios y conoce a Dios. El que no ama no ha conocido a Dios, pues Dios es amor. (1 Jn 4, 7-8)

San Pablo, el apóstol de los gentiles en sus enseñanzas a su amada comunidad de Corintios les dijo. El amor es paciente y muestra comprensión. El amor no tiene celos, no aparenta ni se infla. No actúa con bajeza ni busca su propio interés, no se deja llevar por la ira y olvida lo malo. No se alegra de lo injusto, sino que se goza de la verdad. Perdura a pesar de todo, lo cree todo, lo espera todo y lo soporta todo. El amor nunca pasará.” (1 Corintios 13, 1-13)

San Juan de la Cruz, carmelita y poeta místico español del siglo XVI, acuñó una de las frases que han quedado para la eternidad. Con ella sólo queda hacer silencio por un buen rato para asimilar el gran mensaje que contiene en sí: El alma que anda en amor, ni cansa, ni se cansa.”

Santa Teresita de Niño Jesús de Lisieux, monja carmelita durante el último cuarto del siglo IXX, Nombrada por Juan Pablo II Doctora de la Iglesia y Patrona de las Misiones escribió en su autobiografía: “Oh Jesús, amor mío, por fin he encontrado mi vocación: mi vocación es el amor. Sí, he hallado mi propio lugar en la Iglesia, y este lugar es el que tú me has señalado, Dios mío. En el corazón de la Iglesia, que es mi madre, yo seré el amor; de este modo lo seré todo, y mi deseo se verá colmado”.[1]

Mahatma Karamchad Gandi, abogado pensador y político hindú, en sus reflexiones sobre el amor incondicional dijo:  No vacilo en unirme a los que dicen: "Dios es amor". Pero en lo más hondo de mí mismo me digo que, si Dios es amor, es ante todo verdad. Si existe una palabra para describirlo de Ia forma más completa, la de verdad es la que mejor le calza. Dos años atrás di un nuevo paso, concluyendo que la verdad es Dios. Puede hacerse una delicada distinción entre ambas afirmaciones: "Dios es verdad" y "La verdad es Dios". Llegué a esta conclusión después de cincuenta años de búsquedas incesantes e incansables a propósito de la verdad. Pero, al mismo tiempo, comprobé que en inglés la palabra love tiene numerosos significados y que, entre otros, puede evocar algo degradante, cuando designa ciertas pasiones humanas. También me di cuenta de que el amor, en el sentido de ahimsa [no violencia], no tenía muchos adeptos. Pero nunca he visto que la palabra "verdad" se prestara a equívocos. Ni siquiera los ateos han dudado alguna vez de la fuerza irresistible de la verdad, aunque en su afán por descubrir la verdad no hayan vacilado en negar la mismísima existencia de Dios, lo cual era normal si tenemos en cuenta su especial punto de vista. Por eso tuve que decir: "La verdad es Dios", en vez de "Dios es verdad". Tampoco hay que perder de vista que en nombre de Dios se cometieron millones de atrocidades. He de reconocer, sin embargo, que también los sabios cometieron otras tantas en nombre de la verdad. En fin, según la filosofía hindú, sólo Dios posee el ser, o sea, la verdad, y nada existe fuera de él... De hecho, el término sánscrito que indica la verdad es sat, que literalmente significa "Io que existe". Por eso encuentro tan satisfactoria la definición: "La verdad es Dios". Para estar seguro de ello, el único medio es el amor, es decir, la no violencia. Y como en definitiva, a mi entender, el fin y los medios son realidades intercambiables, no tengo reparos en decir que Dios es amor.[2]

Madre Teresa de Calcuta, religiosa albanesa y Premio Nobel de la Paz en 1979, dedicó su vida a darse en el cuidado con amor de los pobres, enfermos y moribundos. Todos los que vivimos durante el siglo XX conocimos su obra y las portadas diarios y los muchos artículos de revistas que publicaban su quehacer. Ella, expresó de diferentes maneras el verdadero sentido del amor. Algunas de sus famosas frases sobre el amor son: El amor no puede permanecer en sí mismo. No tiene sentido. El amor tiene que ponerse en acción. Esa actividad nos llevará al servicio.”, “Para que el amor sea verdadero, nos debe costar. Nos debe doler. Nos debe vaciar de nosotros mismos.” “Para que el amor sea verdadero, nos debe costar. Nos debe doler. Nos debe vaciar de nosotros mismos.”[3]

Martin Luther King, Jr.; el defensor de los derechos civiles, centró su mensaje en el evangelio que como Pastor estaba llamado a predicar. Para Luther el amor es la fuerza para alcanzar la paz y la justicia en el mundo. “Cuando hablo de amor, yo no hablo de un especie de respuesta sentimental y débil. No hablo de una fuerza que solo es un sinsentido sentimental. Yo hablo de una fuerza que todas las grandes religiones del mundo han visto como el principio unificante supremo de la vida. El amor es la llave que abre la puerta que lleva a la realidad última.” [4]

Rigoberta Menchú Tum, líder indígena guatemalteca, defensora de los derechos humanos y Premio Nobel de la Paz en 1992; expresó que es necesario el amor y la solidaridad para defender la dignidad de la persona humana no importa donde se encuentre.

Juan Pablo II, quien será beatificado en Roma el 1ero de mayo de 2011, fue el mensajero de la paz y promotor de la cultura de la vida y el amor. En una ocasión dijo: “Sólo sabe amar verdadera y plenamente aquél que es capaz de “poseer” su alma. Poseerse a sí mismo, para convertirse en don para los demás.”[5]

Yo, ¿qué más puedo añadir a esto? Pues, que intentemos vivirlo con intensidad. Que en el amor no hay egoísmos y se manifiesta de diversas maneras. Es por eso que requiere de un mayor esfuerzo, pues cuesta realizarlo para amar hasta donde no hay extremos en la bondad. Duele porque hay que donarse. Amar hasta que duele. Esto redunda en paz y felicidad.
AMA CON INTENCIDAD...



[1] Cf., Liturgia de las Horas. Oficio de Lectura. 1ero de Octubre.
[2] Cf., http://www.scribd.com/doc/33806848/gandhi-mahatma-reflexiones-sobre-amor-incondicional
[3] Cf., Madre Teresa de Calcuta. Desde el Corazón del Mundo: pensamientos, anécdotas y oraciones. New World Library. California, 1998.
[4] Cf. "Más allá de Vietnam", discurso en la iglesia Riverside de Nueva York el 4 de abril de 1967.
[5] Cf., http://www.cordobaciudad.com/juanpabloii/


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