Sobre el Profeta Ezequiel




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lunes, 2 de diciembre de 2013


Breve análisis sobre nuestra sociedad actual:

Cuando le damos una mirada responsable a la realidad social de nuestro país, no es muy difícil poder identificar algunos de los problemas que han llevado a la misma a una profunda crisis. En Puerto Rico, el asunto económico, es un tema obligado, sin embargo desde mi perspectiva, no es el que dinamiza toda la actividad delictiva, de corrupción, de violencia, de indiferencia y otras. En la médula de la crisis, está sin duda el desvanecimiento de la jerarquía de valores que pueden ayudar a mitigar, lidiar y hasta neutralizar el asunto económico entre otros. ¿Qué valores? En términos generales, los valores por los que una sociedad ha optado. Los que sean, pero valores, ordenados al correcto funcionamiento social. Nuestra patria, en un periodo histórico se formó en unos valores y seleccionó una serie de valores, que han sido sofocados por la situación colonial en la que nos enfrascaron. Ahora, en mi reflexión, pienso que la falta de un proyecto de país, la falta de una clara identidad nacional de la cual todos se sientan identificados, la falta de un horizonte que nos apunte a un futuro maduro ideológico y políticamente claro, el anhelo de vivir socialmente lo que no somos y los consecuentes engaños por parte de muchos de los dirigentes del gobierno, han provocado el colapso social.

La falta de un orden en la comprensión de los axiomas que deben guiar nuestra libertad en la actualidad, da origen a la gran mayoría de los temas-problemas, sobre los cuales he analizado y reflexionado. Algunos de ellos son: el crimen, el narcotráfico, la educación y la justicia.

En la actualidad, hay especialistas y estudiosos que establecen que la criminalidad en Puerto Rico es el problema público más grave que tenemos que atender. Sin embargo, las estadísticas nos comunican que el principal problema de salud pública, es la salud mental. No sé, si en algo esto repercute en la actividad delictiva. No obstante, el crimen tiene muchos componentes. Por un lado, es producto de una empresa criminal multimillonaria que controla el narcotráfico y la entrada ilegal de armas y otros artículos. Por otro lado, es incentivado por un marcado de desempleo que convierte a los puertorriqueños en presa fácil para ser convencidos de que la ilegalidad, paga sin pasar mucho trabajo. También, muchos están convencidos de que el éxito se alcanza beneficiándose mediante la intimidación y la violencia sobre el trabajo de quienes de manera responsable siguen las reglas de juego. Para un joven desertor escolar (en Puerto Rico el 40 % de todos los que ingresan a las escuelas no la terminan), es más atractivo vender en la esquina lo que un sector enfermo de la sociedad demanda, que sacrificarse en un curso técnico un par de años o en un bachillerato de cuatro a cinco años, para luego seguir pasando trabajo. Aquellos que aspiran a más, posiblemente tengan que salir del país porque la maestría y el doctorado no les sirven para nada en un escenario en el que la tasa de desempleo ronda el 21%.

Las diversas condiciones de sociales como la dependencia del estado o de los padres que trabajan, la deserción escolar como resultado de falta de retos, orientación adecuada o intervención a tiempo para fortalecer al individuo, la carencia de vivienda adecuada que muchas veces les lleva a vivir en medio de centros de narcotráfico o  violencia y la desintegración y desatención de la familia que ya no es alternativa de cohesión y desarrollo, hacen a nuestros jóvenes terreno fértil para la delincuencia.

Sobre la educación, tema que trabajé, analicé y presenté en la sala de clases, comparto una breve descripción sobre lo que es esencialmente la educación, más allá de los colores y del traqueteo con los fondo federales, que a nombre de la “No child left behind act”, se están cometiendo los más grandes crímenes en este país.

La educación es un derecho fundamental y universal, pero también es un deber personal, familiar y social. La educación se ejercita a través de la escolarización, de la preparación para una profesión, del descubrimiento de la propia vocación y de la formación permanente. Por medio de la educación el hombre adquiere cultura, se reconoce a sí mismo y se hace útil para los demás. Por educación habrá de entenderse aquella acción encaminada al desarrollo de los individuos como personas y para la integración en la sociedad, mediante la transmisión del patrimonio cultural de cada pueblo y de la humanidad. La educación ha de ser:


ü  Un proceso global e integrador de transmisión de conocimientos, de difusión de valores, de creación de actitudes y de ofrecimiento de sentido.

ü  Un proceso libre de alienaciones, de manipulaciones o de acaparamiento por parte de algún grupo social.

ü  Una tarea de toda la vida -aunque esté institucionalizada en torno a determinadas edades según un proceso evolutivo, permanente y personalizador.

 
La educación es un derecho inalienable de la persona para orientar de manera ordenada todas sus capacidades (físicas, morales, intelectuales, religiosas, artísticas y sociales).

 
a) Es un derecho que exige libertad. Esa libertad comprende:

o   Libertad de elección del tipo de educación. Esa elección habrán de hacerla los padres, los tutores o los propios hijos, en su caso.

o   Libertad de creación de instituciones educativas.

o   Libertad de expresión e información para buscar la verdad. Asimismo, se exige libertad de conciencia, de creatividad, de pensamiento, de creencias y de ideología.

 
b) Es un derecho que exige igualdad:

o   Igualdad de protección jurídica en la creación de entidades y opciones educativas, evitando monopolios o dirigismos

o   Igualdad de oportunidades en el acceso a los bienes educativos y culturales, favoreciendo una justa distribución de los recursos.

o   El Estado debe garantizar la efectividad del principio de igualdad amparando jurídica y económicamente a los ciudadanos para que puedan ejercer su libertad de elección en su educación y enseñanza.


Finalmente, nuestra sociedad tiene que entender que la educación no es una responsabilidad exclusiva y absoluta del gobierno de una nación. La educación es un deber personal, una obligación familiar, social y una tarea pública. Es un deber personal en cuanto que, además de ser un derecho, la educación constituye un deber para la persona, el cual responde a la aspiración profunda de todo hombre de convertirse en protagonista y responsable de su crecimiento en humanidad. Es una obligación familiar, en cuanto que, la familia es la primera y mejor educadora, antes que la escuela y la sociedad. Los padres son los primeros responsables de la educación. Las demás instancias educativas son exclusivamente colaboradores de los padres en la educación formal. No se puede obstaculizar el derecho de la familia a elegir el tipo de educación para sus hijos. Es una obligación social y una tarea pública, en cuanto que, la sociedad debe garantizar el ejercicio real y efectivo de los derechos educativos, de conformidad con los principios de la solidaridad y la subsidiariedad. Mediante la solidaridad, cada ser humano contribuye con sus semejantes a la elevación cultural, profesional y educativa. Mediante la subsidiariedad, el Estado solamente está legitimado para actuar cuando las personas o los grupos sociales no ejerzan su función y libertad en el proceso educativo.

Otro aspecto que deseo reflexionar antes de concluir esta síntesis sobre algunos de los temas-problemas, sobre los cuales he analizado y reflexionado, es el asunto de la igualdad y la justicia. Nuestro pueblo tiende a confundir o a tratar indistintamente ambos conceptos. Muchas personas en nuestra sociedad hablan de justicia e igualdad como si se tratara del mismo asunto. Desde mi perspectiva, la apelación incorrecta a los dos conceptos aporta significativamente a la crisis, sobre todo, cuando algunos miembros de la sociedad desean vivir y tener lo mismo que tienen y viven otros. En términos de la dignidad de la persona y de los derechos inalienables del ser humano, hay que trabajar mucho y constantemente para defender la verdad, la justicia y la igualdad adecuadamente. Pero en términos de las cosas materiales, no podemos promover que la persona se mida por las pulgadas de la pantalla del televisor o por la marca del automóvil que posee. Con el propósito de provocar una reflexión sobre los conceptos igualdad y justicia, comparto una breve definición de cada uno de los dos términos mencionados.

Por igualdad se entiende la conformidad de dos o más objetos o cosa en naturaleza, forma, calidad o cantidad. Provocar la igualdad de condiciones para llegar a un buen arreglo. Se puede concebir además, como el trato idéntico entre todas las personas, más allá de razas, sexo, clase social y otras circunstancias diferenciadoras entre ciudadanos. Y en el estudio físico o matemático es la equivalencia de dos cantidades o expresiones.

No obstante, entendemos por justicia el arte de hacer lo justo, y de dar a cada uno lo correspondiente. Comúnmente se conoce como una de las virtudes cardinales. Se le denomina virtud cardinal, en cuanto que, sirve de base para sostener toda la vida moral a la se reducen todas las demás virtudes. Desde esta perspectiva, la justicia es la virtud que se inclina a dar a cada uno lo que le toca. Sus tres partes subjetivas son la justicia conmutativa, la legal y distributiva. Estas regulan respectivamente las relaciones ente los individuos armonizando lo propio y lo ajeno. La justicia, desde el punto de vista legal, es el conjunto de reglas y normas que establecen un marco adecuado para las relaciones entre personas e instituciones, autorizando, prohibiendo y permitiendo acciones específicas en la interacción de individuos e instituciones. La Justicia es ética, equidad y honradez.

La justicia no implica necesariamente igualdad. No a todos corresponde lo mismo, aun cuando todos en una sociedad poseemos la misma dignidad. Nuestra sociedad tiene que trascender y madurar para comprender la diferencia entre ambos conceptos y la aplicación o reclamación adecuada de ellos. La justicia comienza a vivirse con la verdad y la igualdad se realiza respetando la dignidad de la persona.