ESPÍRITU ESPONTÁNEO
Lo que una buena actríz sabe hacer en las tablas de un escenario cuando la vida la sorprende con una nueva línea en su propia existencia.
“¡Susana!”
“Tenemos que revisar que todo esté preparado. Todo está preparado: el escenario, las utilerías, el reparto de actores. Y, Mariana, la antagonista… No está presente.”
Con voz entrecortada por los nervios y el coraje, el director dijo: “Dios te salve Susana”.
Llegó la hora de abrir el telón.
“No pasa nada… Soy espontánea”
No cabe duda que la espontaneidad es una actitud muy valorada en la sociedad actual. En el postmodernismo que vivimos hoy, la espontaneidad es una de las características propias de esta época. Se busca una apertura a todo, es decir, expresar todo lo de sí mismo de la manera que sea posible sin límites. Se pretende esclarecer la persona alcanzando el mayor grado de claridad. Se elogia la autenticidad de la persona, la naturalidad, la acertividad, la verdad y el excentrisismo.
También, en nuestros días, hay una tendencia a rechazar el metarelato, la extensa y rebuscada planificación, la cuidada organización del tiempo y las tareas. No hay tiempo ni fecha en el calendario para las actividades cotidianas. Además, resulta muy interesante y atractivo para el ambiente social en el que te desenvuelve ser flexible con el lenguaje, la gramática y las artes.
La espontaneidad te expone al mal comportamiento, al ridículo y a lo soez. Con esto de la espontaneidad, hay quienes expresan que se debe tener mucho cuidado de no caer en lo irracional. Sería un retroceso en el desarrollo cultural de la humanidad y un peligro para el orden social.
La espontaneidad puede definirse como el conjunto de acciones irracionales presente en el comportamiento humano. Puede ser la manifestación de los instintos en oposición a la razón.
Si en la acción de la espontaneidad hay carencia de razón, entonces, hay que cuidar que no se transgreda la verdad con nuestro comportamiento y expresiones. Para cuidar la verdad es importante cuidar la conducta. Es decir ser espontáneo sin abandonar la verdad.
La virtud de la prudencia, en mi opinión, es la mejor amiga al momento de expresarte de la manera que sea y en el momento que quieras. La prudencia la podemos definir como la recta medida de lo que se ha de obrar. Inclina a la inteligencia a juzgar de acuerdo con la norma moral, acerca de los actos concretos de apetitos sensibles y voluntarios.
Un espíritu libre, auténtico y puro, puede ser espontáneo, en cuanto que está libre de la maldad. Pero siendo espontáneo es también capaz de humanizar. Es espontáneo porque está libre del peso de la mentira y puede expresarse desde la verdad. Se presenta a las tablas del escenario de la vida tal cual es.
¿Es esto espontaneidad?
Se me ocurre pensar que es virtud.
No hay comentarios:
Publicar un comentario