Los Tres Santos Reyes Magos
Al contemplar el Cinturón de Orión, recuerdo la tradición que nos enseña que cada una de esas tres estrellas brillantes organizadas como si desde el firmamento desfilaran hacia nosotros, representan un rey. Sabemos que son tres los Magos de Oriente, por la ofrenda que realizaron al Mesías. Nos narra el Evangelio que los presentes fueron oro, incienso y mirra.
¿Qué nos puede significar regalos como estos hoy día? Primero, hemos de comprender lo contradictorio que puede parecer para algunos que se le brinde oro a quién prescindió de las riquezas para nacer en la extrema pobreza. ¿Para qué incienso y mirra en una sociedad cada vez con menos sentido religioso o cultual?
Oro. Para que comprendamos que quién vive el espíritu de pobreza puede poseer los bienes materiales, usarlos conforme a la necesidad e incluso compartirlos sin el afán de atarse a ellos.
Incienso. Para recordarnos lo trascendente, al Dios de la vida que ama plenamente haciendo nacer a su hijo de mujer para la humanidad. No olvidemos de dónde venimos y la invitación que se nos hace a caminar hacia el Padre.
Mirra. Para que no olvidemos la fragilidad que poseemos. No es nuestro proyecto personal que hemos de llevar a cabo, sino el proyecto de Dios en el mundo.
Me despido compartiendo unas palabras de Benedicto XVI con motivo de la celebración de la XX Jornada Mundial de la Juventud en Colonia, Alemania en el 2005: “Queridos jóvenes, ofrezcan también al Señor el oro de nuestra existencia, o sea la libertad de seguirlo por amor respondiendo fielmente a su llamada; eleven hacia Él el incienso de su oración ardiente, para la alabanza de su gloria; ofrézcanle mirra, es decir el afecto lleno de gratitud hacia Él, verdadero Hombre, que nos ha amado hasta morir como un malhechor en el Gólgota”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario