Sobre el Profeta Ezequiel




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Puerto Rico.

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lunes, 26 de agosto de 2013

MUJERES VALIENTES ENTRE NOSOTROS

Una nota para agradecer al culminar su misión en la comunidad parroquial de la Inmaculada Concepción en Juncos, Puerto Rico:


En el año 2000 – 2002 tuve la oportunidad de formar parte de esta comunidad parroquial y en noviembre del 2009 regresé de nuevo.  Como Misionera de los Sagrados Corazones (M.SS.CC.) he recibido el gran regalo de compartir mi vida de fe con diversas personas, en diferentes lugares y siento que ha sido para mí una gran riqueza.  Los seres humanos tenemos la tentación de acomodarnos  en un lugar determinado y hacer de él nuestro nido.

En esta experiencia de no estar segura ni acomodada en ningún lugar, he aprendido muchas cosas. He descubierto que es más importante aprovechar los momentos que vivo y aprender de las personas todo lo que puedo.  Uno de los pensamientos de Sor María Rafaela, Fundadora de nuestra Congregación lee: “El pasado ya pasó, el futuro no sabemos cuál será, vivamos bien el presente”. Es lo que he estado intentando aprender y tratar de hacer vida.

Ahora, agosto 2013, me ha tocado de nuevo preparar el equipaje y en esta ocasión es para regresar a República Dominicana. Me voy con un gran agradecimiento en mi corazón. Un Obispo (Pastor) consagrado a sus ovejas, unos Sacerdotes: excelentes seres humanos y entregados al pueblo que les ha sido encomendado por Dios, unos equipos de trabajo de los cuales forman parte los Diáconos, dados a su servicio; una comunidad de fe que acoge y recibe con cariño a quienes se acercan. Y en medio de este cúmulo de riquezas está nuestra comunidad de Misioneras de los Sagrados Corazones. ¿Qué más se puede pedir?

Podría decir muchísimas cosas, pero las palabras no son suficientes, así que: sencillamente, GRACIAS por la fe compartida, por todo lo vivido, lo aprendido y las bendiciones que he recibido de ustedes.  Los llevaré siempre en mi corazón y en mi pobre oración.
 
 
Sor Altagracia Galán, M.SS.CC.
 
 
Agradezco que Sor Altagracia me haya permitido compartir su testimonio de vida consagrada a través de este espacio cibernético. Ella ha sido en nuestra comunidad un signo de humildad y servicio. Mujer sabia, honesta, íntegra, entregada y disponible para ayudar al que necesita siguiendo con fidelidad y generocidad las palabras de Jesús, llevando el amor que emana de los corazones de Jesús y María.
 
Dios le bendiga en su nueva misión y a través de usted, bendiga a los hermanos y hermanas de la vecina República Dominica.
 
Hasta pronto.
 
 
 
 
 
 

domingo, 25 de agosto de 2013

No por mucho madrugar… amanece más temprano;
Pero al que madruga… Dios le ayuda.
Domingo 21 del Tiempo Ordinario

 
Todos los días el sol se levanta para clarear el nuevo día y brilla para todos. Algunas personas salen a la calle al despuntar el alba y abandonando sus hogares se disponen a trabajar para poder sentarse a la mesa y disfrutar del banquete. No obstante, otros deciden no salir de sus hogares, refugios, cuevas o guaridas. Para quienes trabajan brilla el sol y para quienes permanecen inertes no brilla el sol.
El mensaje que nos presenta Jesús con su enseñanza en el evangelio del día de hoy está muy claro. No se trata de realizar nada extraordinario ni difícil de comprender. Tampoco excede las capacidades y potencialidades de la propia naturaleza humana. Hacer lo que hay que hacer y si es posible esforzarse para sobrepasar la meta.
No olvidemos que toda la humanidad está invitada y que no tenemos exclusividad ni posibilidad de espacios reservados. El puesto en la mesa del reino de Dios siempre estará disponible para los que, sin hacer alarde del don que han recibido, lo han puesto con toda humildad, al servicio de los demás. Esto cualifica a los que van a entrar a participar del gran banquete. Allí se le sirve a todos (los de sur, este, norte y oeste) una vastedad de amor y eternidad.
 

Evangelio
Del evangelio según san Lucas (13,22-30):
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?»
Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois." Entonces comenzaréis a decir. "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas." Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados." Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, lsaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.»
 
 
 
 
 
 
 
 

sábado, 17 de agosto de 2013


¡Eah… RAYOS!
Domingo 20 del Tiempo Ordinario

 

«He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo! Tengo que pasar por un bautismo, ¡y qué angustia hasta que se cumpla! ¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.» (Lucas 12, 49-53)

 

Si hubiese leído este pasaje en otro contexto y no supiera que el mismo es tomado del evangelio según san Lucas, jamás hubiera pensado que se trata de las palabras de Jesús. Se habla mucho en diferentes foros sobre lo pertinente, controversial y radical del mensaje de Cristo, sin embargo, estamos acostumbrados a escuchar palabras bonitas que expresan amor, que transmiten paz y esperanza. Ciertamente, Jesús habla del amor al prójimo; y siembra la paz y la esperanza a quienes con sus palabras y acciones impactó y continúa impactando hoy día.

Son muchas las situaciones difíciles que vivimos día a día con nuestras familias y seguramente dichas situaciones se reflejan en todas nuestras comunidades. La crisis económica, el trabajo y la realidad que se vive en la calle, intentan ahogarnos en un gran mar de conflictos que muchas veces no tienen una solución capaz de levantar al ser humano de la miseria. Ante esta situación, muchas personas con una idea mágica y otras con una genuina intención, acuden al mensaje de la buena noticia del evangelio en búsqueda de luz para esclarecer las dificultades y trabajar fuertemente para continuar hacia adelante en la vida alcanzando bondades y las gracias necesarias para sí y su familia. No obstante, cuando nos encontramos con palabras o expresiones como las que encontramos en el trozo del evangelio que la liturgia nos presenta hoy, es posible que nos quedemos estupefactos, ante tales términos.

Al intentar analizar este pedazo del mensaje de Jesús, podemos pensar en un cinismo, ironía o sarcasmo. Pese, a lo sorprendentes o pesadas que pueden parecer estas palabras, no se trata de un mensaje contradictorio al mensaje de amor, paz o esperanza del cual están cargados lo demás discursos de Jesús, sino de las consecuencias que tiene precisamente, asumir de forma radical la propuesta del mensaje de amor, paz o esperanza que transmite Jesús. Es que tomar decisiones en pos del seguimiento de Cristo y de su evangelio, si bien pueden parecer algo bueno, para muchos, familiares y amigos inclusive, es una decisión irracional, insensata o absurda. Pregúntame y con gusto te responderé lo que piensan algunos parientes y amigos míos. De aquí que Jesús diga: “¿Pensáis que he venido a traer al mundo paz? No, sino división. En adelante, una familia de cinco estará dividida: tres contra dos y dos contra tres; estarán divididos el padre contra el hijo y el hijo contra el padre, la madre contra la hija y la hija contra la madre, la suegra contra la nuera y la nuera contra la suegra.”

A esto hay que decir que si bien una decisión puede resultar conflictiva con el entorno, no es una decisión contra nadie, sino a favor de todos, incluyendo a quienes difieren de nosotros por diversas razones o criterios. Pues, quien sigue a Jesús debe estar dispuesto a dar la vida por sus amigos y también por sus enemigos. Optar por seguir a Jesús es beneficioso no sólo para el que realiza la opción, sino también para los que se oponen a ella.

Por tanto, la decisión radical y difícil a favor de Jesús y de palabra, es, al mismo tiempo, una decisión a favor de la autenticidad de la propia vida y de los valores que dignifican y salvan la vida humana. Es una decisión que redunda en amor, verdad y bien y como consecuencia; en paz, esperanza y justicia para los que están a favor y para los que por variados motivos, se oponen a nuestra elección.



Aprovecho para saludar afectuosamente a mis amigos y amigas, con quienes hace mucho tiempo no puedo compartir las alegrías y las tristezas como lo hacíamos en los años universitarios y de la pastoral juvenil, aquella, la que proclamaba la palabra de una nueva generación. Tiempos radicales. «He venido a prender fuego en el mundo, ¡y ojalá estuviera ya ardiendo!
 
 
 
 
 

domingo, 11 de agosto de 2013


Dime cuál es tu riqueza
y te diré dónde está tu corazón...
Domingo 19 del Tiempo Ordinario



Es normal que en situaciones de debilidad, escases y pobreza; las personas aspiren a mejorar su propio estatus y el de su familia. Eso no es malo, al contrario, hay cosas que son necesarias para la subsistencia y el desarrollo de los miembros de la familia y de las comunidades. Sin embargo, no todos los afanes de las personas pueden estar dirigidos a la obtención de bienes materiales, aun cuando estén destinados a la sobrevivencia, como lo es el alimento. Es por esto, que en muchas ocasiones el ser humano se encuentra vacío aún en medio de todo. De ahí las palabras de estímulo que Jesús pronuncia en el evangelio de hoy (Lc 12, 32-48) con las que continúa su enseñanza sobre la verdadera riqueza.

En este contexto, Jesús no está atento a cuánto tenemos, ni cuan extensa es la riqueza de una persona. Tampoco, presta atención a nuestra pobreza, ni a lo poco que tenemos para vivir cada quincena. Jesús, en realidad hace énfasis en una sola interrogante: ¿dónde está nuestro corazón?

Una persona puede ser pobre económicamente, pero vivir solamente para sus escasos bienes materiales, ser egoísta, interesado, tacaño. En este caso, su  corazón está en la riqueza, la poca que tiene y la mucha que quisiera tener. A esta persona le sucede igual que a la que posee una gran riqueza y solamente vive para mantenerla o acrecentarla, sin importar las consecuencias en el seno de su hogar, ni las consecuencias con respecto a los demás en la comunidad que le rodea. No obstante, hay personas que gozan de una buena posición, pero son generosas, desprendidas, abiertas a las necesidades de los demás, y dispuestas a dejarlo todo, si así se lo pide Jesús.

Jesús, nos está invitando a verificar dónde está nuestro corazón, a examinar cuáles son los tesoros por los que estamos dispuesto a dejarlo todo y dejarlo todo significa que Jesús y la construcción de su Reino (lugar donde está la verdadera riqueza) es primero.

Los siervos y los administradores que Jesús nos menciona en el evangelio, son los que están al servicio de los bienes del Reino de Dios. Estos bienes que se nos ha confiado, no se pueden convertir para nosotros en una especie de riqueza ni propiedad privada y exclusiva. No somos dueños del reino, ni de los bienes que nos ha confiado Jesús, sino sólo sus administradores, es decir, sus servidores, quienes hemos de llevar a todos. De esta manera queda respondida la pregunta que Pedro hace a Jesús: “¿has dicho esta parábola por nosotros o por todos?” La enorme riqueza de la fe en Jesucristo recibida por los discípulos les ha sido dada en depósito, para que la administren fielmente en favor de todos. Si la consideramos algo exclusivo, de la que podemos disponer a voluntad sólo en beneficio propio, nos convertimos en un círculo cerrado, que se olvida que debe dar cuenta a su Señor de los bienes recibidos. Si no hacemos fluir el mensaje evangélico hacia fuera de nosotros a través de nuestras vidas, palabras y acciones; se estanca como el agua en una charca, donde al cabo de un tiempo se pudre.

Si realizas desinteresada y generosamente lo que te corresponde como padre o madre de familia, entonces eres un administrador fiel y atento. Si realizas desinteresada y generosamente lo que te corresponde como empleado público, maestro, legislador, contador, vendedor, inspector, etc.; entonces eres un administrador fiel y atento. De esta forma el amo te ha colocado al frente de la servidumbre para que les reparta la ración a sus horas.

 

Lucas (12,32-48):

Dijo Jesús a sus discípulos: «No temas, pequeño rebaño, porque vuestro Padre ha tenido a bien daros el reino. Vended vuestros bienes y dad limosna; haceos talegas que no se echen a perder, y un tesoro inagotable en el cielo, adonde no se acercan los ladrones ni roe la polilla. Porque donde está vuestro tesoro allí estará también vuestro corazón. Tened ceñida la cintura y encendidas las lámparas. Vosotros estad como los que aguardan a que su señor vuelva de la boda, para abrirle apenas venga y llame. Dichosos los criados a quienes el señor, al llegar, los encuentre en vela; os aseguro que se ceñirá, los hará sentar a la mesa y los irá sirviendo. Y, si llega entrada la noche o de madrugada y los encuentra así, dichosos ellos. Comprended que si supiera el dueño de casa a qué hora viene el ladrón, no le dejaría abrir un boquete. Lo mismo vosotros, estad preparados, porque a la hora que menos penséis viene el Hijo del hombre.»
Pedro le preguntó: «Señor, ¿has dicho esa parábola por nosotros o por todos?»
El Señor le respondió: «¿Quién es el administrador fiel y solícito a quien el amo ha puesto al frente de su servidumbre para que les reparta la ración a sus horas? Dichoso el criado a quien su amo, al llegar, lo encuentre portándose así. Os aseguro que lo pondrá al frente de todos sus bienes. Pero si el empleado piensa: "Mi amo tarda en llegar", y empieza a pegarles a los mozos y a las muchachas, a comer y beber y emborracharse, llegará el amo de ese criado el día y a la hora que menos lo espera y lo despedirá, condenándolo a la pena de los que no son fieles. El criado que sabe lo que su amo quiere y no está dispuesto a ponerlo por obra recibirá muchos azotes; el que no lo sabe, pero hace algo digno de castigo, recibirá pocos. Al que mucho se le dio, mucho se le exigirá; al que mucho se le confió, más se le exigirá.»