Sobre el Profeta Ezequiel




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domingo, 25 de agosto de 2013

No por mucho madrugar… amanece más temprano;
Pero al que madruga… Dios le ayuda.
Domingo 21 del Tiempo Ordinario

 
Todos los días el sol se levanta para clarear el nuevo día y brilla para todos. Algunas personas salen a la calle al despuntar el alba y abandonando sus hogares se disponen a trabajar para poder sentarse a la mesa y disfrutar del banquete. No obstante, otros deciden no salir de sus hogares, refugios, cuevas o guaridas. Para quienes trabajan brilla el sol y para quienes permanecen inertes no brilla el sol.
El mensaje que nos presenta Jesús con su enseñanza en el evangelio del día de hoy está muy claro. No se trata de realizar nada extraordinario ni difícil de comprender. Tampoco excede las capacidades y potencialidades de la propia naturaleza humana. Hacer lo que hay que hacer y si es posible esforzarse para sobrepasar la meta.
No olvidemos que toda la humanidad está invitada y que no tenemos exclusividad ni posibilidad de espacios reservados. El puesto en la mesa del reino de Dios siempre estará disponible para los que, sin hacer alarde del don que han recibido, lo han puesto con toda humildad, al servicio de los demás. Esto cualifica a los que van a entrar a participar del gran banquete. Allí se le sirve a todos (los de sur, este, norte y oeste) una vastedad de amor y eternidad.
 

Evangelio
Del evangelio según san Lucas (13,22-30):
En aquel tiempo, Jesús, de camino hacia Jerusalén, recorría ciudades y aldeas enseñando. Uno le preguntó: «Señor, ¿serán pocos los que se salven?»
Jesús les dijo: «Esforzaos en entrar por la puerta estrecha. Os digo que muchos intentarán entrar y no podrán. Cuando el amo de la casa se levante y cierre la puerta, os quedaréis fuera y llamaréis a la puerta, diciendo: "Señor, ábrenos"; y él os replicará: "No sé quiénes sois." Entonces comenzaréis a decir. "Hemos comido y bebido contigo, y tú has enseñado en nuestras plazas." Pero él os replicará: "No sé quiénes sois. Alejaos de mí, malvados." Entonces será el llanto y el rechinar de dientes, cuando veáis a Abrahán, lsaac y Jacob y a todos los profetas en el reino de Dios, y vosotros os veáis echados fuera. Y vendrán de oriente y occidente, del norte y del sur, y se sentarán a la mesa en el reino de Dios. Mirad: hay últimos que serán primeros, y primeros que serán últimos.»
 
 
 
 
 
 
 
 

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