Sobre el Profeta Ezequiel




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sábado, 19 de octubre de 2013


“Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?”

Domingo XXIX del Tiempo Ordinario
 
 

Hoy es el domingo en el que, de manera especial, se ora por las misiones en el mundo entero. Se le conoce como el DOMUND. Además, dedicar este domingo a las misiones, contribuye a la promoción de la vocación misionera y a la recaudación de recursos para el sostenimiento de las misiones en cada rincón del mundo, sobre todo en los pueblos más pobres y necesitados de muchos aspectos importantes para la vida y para promoción y la defensa de la dignidad de la persona humana.

La misión es parte de la naturaleza de la Iglesia. Es por esta razón que debe estar permanentemente en estado de misión. La fe impulsa para la realización de la caridad, que a final de cuentas es la misión de la Iglesia. La caridad o amar a los demás, implica muchas cosas, que con razón se medirán con nuestra fe. Es por esto que hoy, en el evangelio Jesús plantea ante la situación que intenta resolver lo siguiente: “Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?”. Sin la intención de realizar una reflexión materialista sobre la fe, cuando se pregunta si a la venida del Hijo del hombre encontrará esta fe en la tierra,  no se trata de cantidad de fe, sino de calidad de fe.

¿Cuánta fe es necesaria para lanzarse a la aventura de la misión fuera de los espacios cotidianos? La respuesta es: una gran y fortalecida fe. Cuando hablo sobre espacios cotidianos, me refiero a los espacios en donde nos desenvolvemos diariamente que también son campos de misión tales como: el hogar, el vecindario, la escuela, el trabajo, etc. Esos son los primeros y principales centros de misión. No se trata necesariamente de salir del país e irse a otro continente. Tampoco se trata necesariamente de ir de casa en casa con la biblia debajo del brazo anunciando el Evangelio. No obstante, si hay alguna persona que siente en el corazón el deseo de hacer la caridad desde la misión ad gentes, es decir, a los pueblo de otros continentes, pues también tiene un valor importante en la Iglesia. Para fortalecer la fe es importante estrechar la relación con Dios, quien te ha llamado a realizar un papel importante dentro de la comunidad humana. La continua oración es el vehículo para intimidar con el Dios de la caridad.

Finalmente, creo que es importante en que reflexionemos sobre nuestra fe y verifiquemos nuestra generosidad de fe-caridad en la misión, si alguna, que realizamos en los espacios cotidianos o fuera de esas fronteras.  ¿Cuánto amas en tu hogar? ¿Cuánto amas en el vecindario? ¿Cuáno amas en el escenario laboral?
 

 

Evangelio

Lectura del santo evangelio según san Lucas (18,1-8):

En aquel tiempo, Jesús, para explicar a sus discípulos cómo tenían que orar siempre sin desanimarse, les propuso esta parábola: «Había un juez en una ciudad que ni temía a Dios ni le importaban los hombres. En la misma ciudad había una viuda que solía ir a decirle: "Hazme justicia frente a mi adversario." Por algún tiempo se negó, pero después se dijo: "Aunque ni temo a Dios ni me importan los hombres, como esta viuda me está fastidiando, le haré justicia, no vaya a acabar pegándome en la cara."»
Y el Señor añadió: «Fijaos en lo que dice el juez injusto; pues Dios, ¿no hará justicia a sus elegidos que le gritan día y noche?; ¿o les dará largas? Os digo que les hará justicia sin tardar. Pero, cuando venga el Hijo del hombre, ¿encontrará esta fe en la tierra?»

Palabra del Señor

 

 

 

 

 

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