Nuestras
acciones, obras y relación con el Padre; deben corresponder a lo que creemos
por fe.
Domingo 27 del Tiempo Ordinario
Domingo 27 del Tiempo Ordinario
¿La petición "auméntanos la fe", deberíamos sustituirla
por la afirmación “Señor, tú me das el
don para realizar mi misión.”?
El evangelio que corresponde a la
liturgia de este domingo, nos podría despertar la reflexión o el debate sobre
el tema de la fe y las obras. Los discípulos le piden a Jesús que le aumente la
fe. Él, les habla sobre la fe: “Si
tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate
de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería.” (Lc 17, 6), sin
embargo, les habla sobre las obras al argumentar sobre la relación entre el criado
y un aparente amo. Puede estar refiriéndose a la relación que hemos de tener
con el Padre. Él nos ha dado el don de la fe y seguramente permitirá, si es
nuestro deseo, que la fe se acreciente en nuestra persona. No obstante, también
es necesario que realicemos la misión que nos corresponde, pues hemos de
cumplir a cabalidad con nuestros deberes y responsabilidades.
El Catecismo de la Iglesia Católica nos
enseña sobre la fe que “por la fe, el
hombre somete completamente su inteligencia y su voluntad a Dios. Con todo su
ser, el hombre da su asentimiento a Dios que revela (cf. DV 5). La sagrada Escritura llama
«obediencia de la fe» a esta respuesta del hombre a Dios que revela (cf. Rm
1,5; 16,26). (CEC núm. 142) Además, nos enseña que la fe es obedecer. Obedecer (ob-audire) en la fe es someterse
libremente a la palabra escuchada, porque su verdad está garantizada por Dios,
la Verdad misma. De esta obediencia, Abraham es el modelo que nos propone la
Sagrada Escritura. La Virgen María es la realización más perfecta de la misma.
(CEC núm. 144)
La fe es ante todo una adhesión personal
del hombre a Dios; es al mismo tiempo e inseparablemente el asentimiento libre
a toda la verdad que Dios ha revelado. (CEC núm. 150) La fe es una respuesta
libre a la revelación de Dios que requiere el amor puesto en práctica. Es por
eso que la Iglesia enseña, con San Pablo, que debemos trabajar en nuestra
salvación. Ese trabajo es inseparable de la fe. San pablo nos dice hoy a través
de su carta a la comunidad de Filipo: “Así
pues, queridos míos, de la misma manera que habéis obedecido siempre, no sólo
cuando estaba presente sino mucho más ahora que estoy ausente, trabajad con
temor y temblor por vuestra salvación, pues Dios es quien obra en vosotros el
querer y el obrar, como bien le parece.” (Filipenses 2,12-13)
La clave para la comprensión de la
enseñanza de San Pablo sobre la primacía de la fe en referencia a las obras,
porque las obras deben corresponder a lo que creemos por fe. No se trata de
multiplicar obras a nuestro gusto sino de responder en todo a la voluntad de
Dios.
Evangelio
Lectura del santo evangelio según san Lucas
(17,5-10):
En aquel tiempo, los apóstoles le pidieron al Señor: «Auméntanos la fe.»
El Señor contestó: «Si tuvierais fe como un granito de mostaza, diríais a esa morera: "Arráncate de raíz y plántate en el mar." Y os obedecería. Suponed que un criado vuestro trabaja como labrador o como pastor; cuando vuelve del campo, ¿quién de vosotros le dice: "En seguida, ven y ponte a la mesa"? ¿No le diréis: "Prepárame de cenar, cíñete y sírveme mientras como y bebo, y después comerás y beberás tú"? ¿Tenéis que estar agradecidos al criado porque ha hecho lo mandado? Lo mismo vosotros: Cuando hayáis hecho todo lo mandado, decid: "Somos unos pobres siervos, hemos hecho lo que teníamos que hacer."»
Palabra del Señor
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