AHORA Y POR TI
MISMO
Domingo
26 del Tiempo Ordinario
"Si no
escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque resucite un
muerto."»
(Lc 16, 31)
Ahora es el tiempo que tienes para realizar
bien lo que tienes que hacer. Por ti mismo, porque es tuya la oportunidad que
el buen Dios te ha dado para creer, amar y esperar. Con las palabras de Jesús
en este pasaje de la buena noticia, tenemos un claro mensaje que no podemos
obviar. Ya hemos recibido una palabra liberadora y un mensaje profético que nos
anuncia y nos envía. Hemos de acoger esa palabra liberadora y realizarla en
nuestras vidas con acciones concretas en la medida en que nos desempeñamos en
los diferentes ámbitos de la vida: persona, familia, comunidad, trabajo, etc. Además,
hemos de acoger el mensaje proféticos y para ello es necesario agudizar los
sentidos, para percibir al mundo y comunicarle con esperanza, que hemos
recibido unos bienes materiales y espirituales en vida, los cuales hemos de
utilizar o administrar correctamente. No podemos ignorar nuestros deberes y
responsabilidades en la gran comunidad y familia humana. No podemos postergar
nuestra misión.
Atentos a la palabra para responder con generosidad
y audacia.
Evangelio
Lectura del
santo evangelio según san Lucas (16,19-31):
En
aquel tiempo, dijo Jesús a los fariseos: «Había un hombre rico que se vestía de
púrpura y de lino y banqueteaba espléndidamente cada día. Y un mendigo llamado
Lázaro estaba echado en su portal, cubierto de llagas, y con ganas de saciarse
de lo que tiraban de la mesa del rico. Y hasta los perros se le acercaban a
lamerle las llagas. Sucedió que se murió el mendigo, y los ángeles lo llevaron
al seno de Abrahán. Se murió también el rico, y lo enterraron. Y, estando en el
infierno, en medio de los tormentos, levantando los ojos, vio de lejos a
Abrahán, y a Lázaro en su seno, y gritó: "Padre Abrahán, ten piedad de mí
y manda a Lázaro que moje en agua la punta del dedo y me refresque la lengua,
porque me torturan estas llamas." Pero Abrahán le contestó: "Hijo, recuerda
que recibiste tus bienes en vida, y Lázaro, a su vez, males: por eso encuentra
aquí consuelo, mientras que tú padeces. Y además, entre nosotros y vosotros se
abre un abismo inmenso, para que no puedan cruzar, aunque quieran, desde aquí
hacia vosotros, ni puedan pasar de ahí hasta nosotros." El rico insistió:
"Te ruego, entonces, padre, que mandes a Lázaro a casa de mi padre, porque
tengo cinco hermanos, para que, con su testimonio, evites que vengan también
ellos a este lugar de tormento." Abrahán le dice: "Tienen a Moisés y
a los profetas; que los escuchen." El rico contestó: "No, padre
Abrahán. Pero si un muerto va a verlos, se arrepentirán." Abrahán le dijo:
"Si no escuchan a Moisés y a los profetas, no harán caso ni aunque
resucite un muerto."»
Palabra del Señor
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