Sobre el Profeta Ezequiel




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sábado, 16 de octubre de 2010


LA FELICIDAD

Ante todo, lo que puede expresar nuestra voz profética, en cuento a los acontecimientos de hoy, otra tarea ardua es definir el concepto felicidad. La pregunta más frecuente entre los que buscan vivir la felicidad es: ¿Cómo ser feliz en medio de tantos problemas?. A esta pregunta le sigue: ¿por qué no soy feliz? y ¿cuándo lo lograré?.

En mi opinión, lo primero que tenemos que realizar es conocer claramente el concepto felicidad. Esta tarea, sin lugar a dudas, trae como consecuencia que se suscite seguramente un debate complicado y controversial. El ser humano ha tendido durante mucho tiempo a perseguir la felicidad como una meta o un fin. Como resultado de esta búsqueda, todas las civilizaciones humanas han desarrollado diferentes formas de entender la felicidad.

Las diferentes culturas han coincidido en entender la felicidad como un estado de bienestar ideal. No obstante, parece ser que este estado de bienestar ideal, se compone de pequeños momentos, de experiencias y detalles vividos en el día a día. Lo que también parece ser común, en la opinión de quienes han experimentado la felicidad, es la futilidad, esto es, la capacidad de aparecer y desaparecer de forma constante a lo largo de toda la vida.

Lo segundo que tenemos que resolver es la controversia sobre dónde hemos de buscar la felicidad. Descubrir si se encuentra en los acontecimientos externos o en las disposiciones internas, en los elementos materiales o espirituales. La felicidad para John Locke es una disposición de la mente y no de las circunstancias de la vida.

La felicidad es un concepto con profundos significados que incluyen la alegría junto a otras muchas emociones manifestadas siempre de diversas maneras en cada persona. La felicidad no excluye el compromiso, la lucha, el reto e incluso el dolor.

La felicidad es la plenitud de la esencia y, como tal, es la meta final de la vida. Está enfocada según la diversidad de los casos como es la posesión de bienes, virtudes, conocimientos o de disfrute de placer.

La felicidad es motivación. La felicidad es la actividad dirigida a algo, el deseo de la búsqueda y del encuentro con las cosas esenciales de nuestra propia naturaleza. No es el logro ni haber obtenido lo deseado.

Para San Agustín la felicidad es beatitud. Es la plenitud del ser humano en la contemplación de Dios.

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