Un comentario a “YO, TAMBIÉN”
Quiero compartir con ustedes una corta reflexión que he realizado a la luz del contenido de la película: “Yo, también”. La misma ha sido galardonada con más de diez premios de títulos internacionales. En ella se desarrolla la historia de Daniel, un joven sevillano de 34 años, quien es el primer europeo con síndrome Down que ha obtenido un título universitario. Comienza su vida laboral en la administración pública donde conoce a Laura, una compañera de trabajo. Ambos inician una relación de amistad que pronto llama la atención de su entorno laboral y familiar. Esta relación se convierte en un problema para Laura cuando Daniel se enamora de ella. Sin embargo esta mujer solitaria que rechaza las normas encontrará en él la amistad y el amor que nunca recibió a lo largo de su vida. (http://www.yotambienlapelicula.com/sinopsis.html)
Quiero compartir con ustedes una corta reflexión que he realizado a la luz del contenido de la película: “Yo, también”. La misma ha sido galardonada con más de diez premios de títulos internacionales. En ella se desarrolla la historia de Daniel, un joven sevillano de 34 años, quien es el primer europeo con síndrome Down que ha obtenido un título universitario. Comienza su vida laboral en la administración pública donde conoce a Laura, una compañera de trabajo. Ambos inician una relación de amistad que pronto llama la atención de su entorno laboral y familiar. Esta relación se convierte en un problema para Laura cuando Daniel se enamora de ella. Sin embargo esta mujer solitaria que rechaza las normas encontrará en él la amistad y el amor que nunca recibió a lo largo de su vida. (http://www.yotambienlapelicula.com/sinopsis.html)
He tomado tres frases de los diálogos del filme, alrededor de los cuales realizo una síntesis de mi reflexión. A continuación un esbozo de aquello que entiendo me hizo sentido.
Primera frese:
“Soy síndrome Down de los pies a la cabeza”
El primer paso es reconocerse tal cual somos. Es abrirse al autoconocimiento para descubrir todas nuestras virtudes y todas nuestras debilidades. Esta es la única forma en que podemos hacernos mejores seres humanos. Dice Ireneo de Lyon, uno de los padres de la Iglesia, que no se puede redimir lo que no se asume; es decir, aquello que no descubro en mi persona, no lo puedo elevar. No puedo resaltar mis virtudes y ponerlas al servicio propio y de los demás, si no las conozco. De igual manera, no puedo enfrentar y trabajar mis debilidades y defectos, si no los reconozco.
Cuando Daniel dice esta frase, en mi opinión, es el momento en que Laura comienza a fijarse en ella y busca reforzar su autoestima tan pisoteada por experiencias pasadas. Este es el momento en que ella se da cuenta que somos como somos…, que cargamos para siempre el pasado y por tanto hay que aprenderlo a cargar, que cuando amamos desde la recta intención se ama de verdad y se superan los obstáculos.
Daniel sabe que puede amar como él es, y Laura descubre que no es necesario teñirse el cabello de otro color y mudarse a una tierra lejana. No podemos engañarnos, eso no nos cambia. Nos cambia la voluntad fortalecida por el “soy verdaderamente así que nos transforma”.
Segunda frase:
“Para que tanto esfuerzo, si no voy a ser feliz”
Es la perseverancia versus la frustración.
Ante el desconcierto de recibir aquello que no esperamos en la vida y que sabemos nos la cambiará, muchos optan por transformar lo recibido. Esto requiere de un esfuerzo muy grande y en ocasiones sobrehumano. Muchos con el empeño y la perseverancia logran alcanzar la meta de transformación propuesta y otros mucho más. No obstante, algunos nunca lo logran y se resignan a “bregar” con lo que hay.
Ángeles, la madre de Daniel, pertenece al grupo de las mujeres luchadoras que logran transformar lo que pretenden. Pero como toda causa tiene su efecto, toda transformación también tiene su consecuencia. Claro que el mayor daño no lo vive ella en carne propia. Lo vive Daniel su hijo, desde un corazón sencillo que quiere amar, como ama y es amado su hermano. La felicidad personal y de los demás no se puede pretender cambiando las cosas y forzando el camino personal y de los demás. La felicidad personal y del prójimo se logra viviendo lo que hay que vivir con intensidad, elevándolo a un nivel superior, no desde la conformidad sino desde el compromiso.
El único esfuerzo es el de vivir plenamente, entonces no se produce ninguna frustración, desesperanza, ni infelicidad. Vive tu vida. No pretendas vivir la del otro ni darle el curso preferido.
Tercera frase:
“Somos amigos nada más…Y nada menos…”
No confundamos la gimnasia con la magnesia. Somos una sola cosa. No somos varias cosas ni mitades de ellas. Nuestras relaciones interpersonales jamás pueden ser, en la clave de una buena salud emocional y relacional, apariencias de algo.
“Somos amigos nada más…Y nada menos…”, significa que somos amigos en plenitud. “Somos amigos nada más”, no significa que somos amigos por compromiso o conformismo, sino porque lo somos. Esto es, amigos con todo lo significa eso. A los que considero que son mis amigos les digo que un amigo es custodio del alma. “Nada menos…”
No hay que forzar las cosas ni provocar que acontezca lo irrealizable. “Somos amigos nada más…Y nada menos…”
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