Les infundiré un espíritu nuevo y vivirán
En ésta quinta semana del tiempo cuaresmal, la liturgia de la palabra nos ilumina con la primera lectura dominical, tomada del libro del profeta que motivó este blog. El profeta Ezequiel le dice al pueblo en nombre de Dios, de quién procede lo que sólo el profeta comunica, que en medio de tanta destrucción, corrupción y muerte, habrá vida en un terreno nuevo. Estas son palabras de esperanza, no tan sólo para el pueblo que vive en el exilio, fuera de la tierra de su patria, sino que también son palabras de esperanzas para nosotros hoy.
En el contexto del tiempo cuaresmal, la lectura nos ubica en la reflexión ante la proximidad de la celebración de la Pascua del Señor. Es una invitación a continuar firmes en el camino que recorremos confiados en que el Señor nos dará una nueva vida por la acción de su espíritu.
Por otro lado en el contexto histórico que estamos viviendo, el profeta nos invita a vivir la esperanza. ¿Pero cómo vivir la esperanza en medio de tantos acontecimientos negativos que vivimos cada uno de nosotros en medio de esta sociedad? Pues, tenemos que acudir a la fe. Tenemos que confiar que el Señor con su espíritu nos capacita para también ser profetas en medio de nuestro pueblo para anunciar y promover la vida. Anunciando y promoviendo la Vida, la Resurrección y una experiencia nueva en Cristo Resucitado, entonces, podremos dar un giro que provoque un cambio en nuestro pueblo.
Al final, comprobaremos que el Señor no nos abandonó y que siempre estuvo con su pueblo.
Esto dice el Señor Dios:
“Pueblo mío, yo mismo abriré sus sepulcros, los haré salir de ellos y los conduciré de nuevo a la tierra de Israel.
Cuando abra sus sepulcros y los saque de ellos, pueblo mío, ustedes dirán que yo soy el Señor.
Entonces les infundiré a ustedes mi espíritu y vivirán, los estableceré en su tierra y ustedes sabrán que yo, el Señor, lo dije y lo cumplí”.
(Ezequiel 37, 12-14)
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